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Hoy visitamos Quebec! (http://www.ville.quebec.qc.ca/es)
Un destino turístico muy preciado, Québec y su región reciben cada año a más de 6 millones de turistas provenientes de los cuatro puntos cardinales. La ciudad cuenta efectivamente con mil y un atractivos para los visitantes ávidos de descubrimientos.
En la Basse-Ville (Ciudad Baja), en donde se encontraba el primer establecimiento de la Nueva Francia, figuran el puerto y muchos otros tesoros.
Para descubrir la Haute-Ville (Ciudad Alta), tomamos una de las numerosas cuestas o escaleras con nombres evocadores: de la Montagne (de la Montaña), Casse-Cou (Resbaladero o rompe cuellos)… A lo alto del imponente promontorio del cap-aux-Diamant se encuentra erigido el Château Frontenac (Castillo Frontenac), uno de los edificios más fotografiados del mundo. Una vez en lo alto, es posible apreciar el contorno de la ciudad fortificada. Un simple vistazo del lugar permite comprender porqué este sector forma parte, hoy en día, de los tesoros a salvaguardar de la UNESCO.
Del Este al Oeste, a Québec no le falta resplandor. Pensemos en la majestuosa cascada Montmorency que nos ofrece un punto de vista inexpugnable del el río y de la isla de Orleáns.
Más lejos, podemos recorrer el parque de Champs-de-Bataille (Campos de Batalla). Escenario de los famosos enfrentamientos entre los soldados franceses e ingleses, los llanos de Abraham figuran entre los parques urbanos de renombre en donde recreación, cultura e historia se reencuentran.
Todavía un poco más lejos, el parque del Bois-de-Coulonge que aparece además como un sitio hortícola de primera. Su emplazamiento a las orillas del río San Lorenzo, la belleza de sus disposiciones florales y las marcas de su larga historia hacen de él un parque público ineludible.
Al oeste, a los paseantes informados les gusta atravesar el parque de la Playa Jaques-Cartier, un oasis de verdor a la orilla del río.
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Un destino turístico muy preciado, Québec y su región reciben cada año a más de 6 millones de turistas provenientes de los cuatro puntos cardinales. La ciudad cuenta efectivamente con mil y un atractivos para los visitantes ávidos de descubrimientos.
En la Basse-Ville (Ciudad Baja), en donde se encontraba el primer establecimiento de la Nueva Francia, figuran el puerto y muchos otros tesoros.
Para descubrir la Haute-Ville (Ciudad Alta), tomamos una de las numerosas cuestas o escaleras con nombres evocadores: de la Montagne (de la Montaña), Casse-Cou (Resbaladero o rompe cuellos)… A lo alto del imponente promontorio del cap-aux-Diamant se encuentra erigido el Château Frontenac (Castillo Frontenac), uno de los edificios más fotografiados del mundo. Una vez en lo alto, es posible apreciar el contorno de la ciudad fortificada. Un simple vistazo del lugar permite comprender porqué este sector forma parte, hoy en día, de los tesoros a salvaguardar de la UNESCO.
Del Este al Oeste, a Québec no le falta resplandor. Pensemos en la majestuosa cascada Montmorency que nos ofrece un punto de vista inexpugnable del el río y de la isla de Orleáns.
Más lejos, podemos recorrer el parque de Champs-de-Bataille (Campos de Batalla). Escenario de los famosos enfrentamientos entre los soldados franceses e ingleses, los llanos de Abraham figuran entre los parques urbanos de renombre en donde recreación, cultura e historia se reencuentran.
Todavía un poco más lejos, el parque del Bois-de-Coulonge que aparece además como un sitio hortícola de primera. Su emplazamiento a las orillas del río San Lorenzo, la belleza de sus disposiciones florales y las marcas de su larga historia hacen de él un parque público ineludible.
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